Sus espinas también la hacen bella.
¿Qué sería la rosa sin sus espinas? ¿Qué sería
la vida sin obstáculos que superar?
Atrévete, coge la rosa, sin miedo a pincharte,
porque la herida de sus espinas podrás
curar. Si no te arriesgas, no te dañarás, ni tendrás nada que sanar. No temas, o de lo contrario nunca poseerás la belleza de
la rosa.
La rosa, el reflejo de la vida.
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